Fugaces tejidos epiteliales
rozando el plástico del keyboard.
Buscando en cada tecla un significado...
un concepto.
Pensamientos conectados a una idea
plasmada con detalle en diversos lenguajes.
Verbos matemáticos, idioma singular, mensajes coherentes.
Dimensionando variables en direcciones al infinito.
Alimentar megabytes: juego de niños.
Creatividad absoluta... o casi perfecta.
Imaginación insoluble tras las puertas del detalle.
Efímeras decisiones modeladas al azar.
Matriz rellenada de pasiones salvajes,
alcanzando la meta que se quiere conquistar.
Compilando soluciones, algoritmos y ecuaciones...
un mundo colmado de procesos espirales.
En la punta otra idea: definitiva y contundente,
intentando revolucionar un sistema ineficaz.
Irradiando átomos, energía,
materia combinada en valores paradójicos;
ceros, unos, ceros, ceros,
llenando un vacío sediento de atención.
Mientras más ideas fluyen
de nacientes proyecciones,
las gotas de cultura caen sobre una dimensión ajena.
Geometría inmadura, creaciones imperfectas,
generando más espacios en lo vasto lo inmenso.
La habilidad de un microprocesador
con fragmentos nanométricos,
conjugando muchos datos,
devolviendo flujos a presión.
Ha surgido un nuevo código... efecto mariposa.
Aletea tus funciones, ejecuta procedimientos,
haz el amor al viento,
desata más conceptos,
modifica el nuevo entorno. ¡No te detengas!
Hackea lo obsoleto, altera relaciones.
Pinceladas de rebeldía. Jugar a ser un dios.
No temas ni un segundo;
crea bits, no destrucción.
Aprende cuanto puedas, haz libre la información.
1 notas:
El 25 de enero del 2006 escribí esas palabras. Ahora las libero, luego de releer y modificar pequeños detalles.
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