Durante diez días en la isla de Cuba no ocurrió nada. No hubo conversaciones, disputas, ni guerras. Nadie nació. Nadie murió.
Contaban dieciséis siglos en el mundo occidental y la Tierra se les había ido atrasando.
El 5 de octubre de 1582 no existió. El Papa Gregorio XIII lo declaró como el día quinceno tras el Concilio de Trento. Urgía solucionar el desfase del calendario juliano con respecto al año trópico, para lograr un sistema que devino universal con un error de 24 horas cada 3,3 milenios.
2 notas:
Esta tarde estuve viendo tu blog y me gustó porque son párrafos cortos con buen contenido.
Ese es el estilo que me gusta pero en tu caso pondría algún material gráfico.
Gracias por invitarme.
Ralmente escribir retazos es una ventaja, porque aumenta la frecuencia de publicación, si tener además que invertir mucho tiempo en argumentar el quid de la idea.
Gracias por tu visita, Armienne. Espero tenerte por acá de vez en cuando.
Publicar un comentario