Sobre una placa marchita descansan sus restos: entre la niebla amarilla de los bordes y la impresión desecada de su rostro.
Allí yace el innombrable; el de semblante anónimo. En un latón de desechos, antes de ser devorado por el óxido del viento.
Sobre una placa marchita descansan sus restos: entre la niebla amarilla de los bordes y la impresión desecada de su rostro.
Allí yace el innombrable; el de semblante anónimo. En un latón de desechos, antes de ser devorado por el óxido del viento.
1 notas:
propongo montar una campanna para reunir todas esas fotos viejas y donarlas a los mas necesitados---darselas a los replicantes, que las necesitan para rodearse de algo que les de aunque sea la sensacion de una familia....
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