Descubres que existe la gente bipolar. Que eres bipolar. Que puedes llegar a ser compulsivo cuando se trata de distinguirte del resto de la gente.
Y no paras de darle vueltas a los cuatro ejes. Hasta el día en que amaneces negativo-negativo, giras el mediodía a la izquierda por las X, tu tarde sube de Y en Y hacia el ocaso de intersección con la pendiente. Desciende durante la noche al otro extremo. Al puro estado positivo. Te sientes bien. Demasiado bien. Lo suficientemente como para que durante el sueño se te vuelvan a invertir los ejes.
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