Yo trabajo, ¿y tú?

Interesante serie de mensajes que está transmitiendo la TVC desde hace varias semanas, en las que un señor comenta acerca de la importancia del trabajo en el desarrollo de la sociedad y la economía cubana.

Hoy, camino al trabajo, me llamó la atención una valla publicitaria relacionada con el tema, a un costado del Cementerio de Colón. "Nosotros trabajamos... ¿y tú?" era un enunciado impactante, que pondría bajo un sentimiento de culpa a todo aquel que trabaja por "cuenta propia", es decir, en forma de negocio privado, pagando impuestos al Estado.

En tiempos de lograr una mayor proporción de fuerza de trabajo entre toda la población, el pueblo de Cuba está intentando asimilar la propuesta de una nueva ley que retrasa la solicitud de jubilación de los adultos mayores. Es una muestra probable del deterioro de un sistema que emite constantes críticas al capitalismo y se manifiesta negativamente respecto a los cubanos que deciden no trabajar para el Estado, o dejan por algún motivo de trabajar para él.

Es curioso ver como muchos jubilados que cobran pensiones equivalentes a menos de 10 dólares (donde un cepillo cuesta $0.50 y la pasta dental $1.10) regresan a los puestos de trabajo en busca de "recuperar la productividad" y, además, incrementar sus finanzas en alrededor de $13 dólares más.

Otro punto interesante es asomarse a una conversación entre jóvenes, que buscan de alguna forma marcar su huella en una generación de computadoras, iPods, teléfonos móviles y Converses. La necesidad de obtener dinero es uno de los puntos fundamentales.

El Estado, entre ciclones tropicales y un fuerte embargo económico, no puede costear la posibilidad de pagar "sueldos reales" a sus fieles trabajadores. Sin embargo, recibe de ellos a través de impuestos, tiendas y mercados estatales una suma de dinero muy por encima del salario real. Vale la pena ver quiénes son los que compran cerveza de $1.15, ventiladores de $20 y televisores de más de $250. Para sorpresa de quienes no conozcan la isla de cerca, son los mismos habitantes -trabajadores estatales o no- quienes se han adaptado a estas condiciones y pueden pagar al Estado lo que el Estado no les paga a ellos.

En un intento quizás deseperado -pero no lo suficientemente revolucionario para aceptar que necesita de profundos cambios desde sus cimientos- el gobierno de la República de Cuba necesita hacer comprender a las nuevas generaciones de trabajadores la importancia de trabajar para el Estado. Tal vez los mensajes en los medios de comunicación no sean tan efectivos como la remuneración que todos necesitan para vivir.

Por cierto, yo soy de esos que trabajan, ¿y tú?