¡Ya sé leer!

Cuando nuestro cerebro se enfrentó a la tarea de leer, escribir y calcular, tuvimos a nuestra disposición tres ingeniosos principios de diseño:

  • la capacidad para establecer nuevas conexiones entre estructuras preexistentes;
  • la capacidad para crear áreas especializadas exquisitamente precisas de reconocimiento de patrones de información;
  • y la habilidad para aprender a recoger y relacionar la información.